Beisbolistas en el país tienen el apoyo de FESA
Por: Isabel Ramos
La
fundación Educando a un Salvadoreño (FESA) es una de las pocas instituciones en
el país que vela por la práctica y el éxito de los beisbolistas
Entrenamiento de alto
rendimiento.
Practican todas las tardes alrededor de 5 horas, en el Estadio Saturnino Bengoa, mejor conocido como
parque de pelotas
El béisbol
tiene más de 150 años de ser creado y aunque es el número uno en otros países,
en El Salvador no tiene tanto impacto o apertura. La Fundación Educando a un
Salvadoreño (FESA) es una institución privada sin fines de lucro, orientada a
desarrollar integralmente a los jóvenes a través de la formación humana,
académica y deportiva. De esta manera brinda medias y becas completas a los
niños y jóvenes que deseen practicar este deporte.
FESA no
solo los motiva a ser jugadores integrales, sino que les da las herramientas para poder lograrlo.
Brinda apoyo económico, educativo, de salud. Muy importante también para sus
entrenadores y coordinadores es el aspecto alimenticio, ya que el 72% de
estudiantes de primer año ingresan al programa con una mala nutrición. Además,
tienen a la disposición psicólogos, odontólogos y todo lo necesario para que se
encuentren saludables y puedan desarrollarse en el campo y en los estudios.
La
educación tiene que ir de la mano con el deporte, reafirma personal de la
institución. Las pláticas e iniciativas para crear el internado donde se les
brindaría educación de calidad, se dan en 1994, pero es hasta un año más tarde
que se crea el Centro Escolar Educando a un Salvadoreño para ayudar a jóvenes y
niños de escasos recursos. “No teníamos el internado, pero fuimos los primeros
en romper el hielo. Ahora gracias a Dios es una organización muy fuerte, la
cual ellos están gozando de ese privilegio”, señaló William Ponce, primer
becado por el proyecto y el primero en firmar para una liga mayor en Estados Unidos. Aseguran que es una
educación “normal” la que reciben, pero con énfasis en los valores y diseñado
para que se acople al estilo de vida de los jugadores.
En la
mañana estudian y por la tarde entrenan. “Así que no fue tan difícil salvo el
hecho de salir corriendo a la casa a comer rápido pues tenía entreno en un par
de horas luego de la salida de los estudios”,comenta Eduardo Mejía, ex primera
base de la selección Nacional de FESA. Para facilitar el proceso, cuentan con
transporte que los recoge de sus casas hacia el internado, luego del internado
hacia la cancha y por último, del entrenamiento de nuevo a sus casas alrededor
de las ocho de la noche.
El proceso
es sencillo, un grupo seleccionado de técnicos y entrenadores visita diversas
escuelas para convocarlos a realizarse las pruebas. La academia ubicada en la
ciudadela Don Bosco, soyapango “es como el semillero, es donde ellos inician”,
comparó el entrenador William Ponce. Cuando ven condiciones tanto deportivas
como personales, los integran a los equipos de alto rendimiento. Los jugadores
están divididos por categorías de edad, que van desde los ocho años hasta los
dieciocho.
Aproximadamente
el 80% de los alumnos provienen de vecindarios con altos índices de violencia y
consumo de drogas. Este fue el caso de Cristian Pais, uno de los mejores
prospectos con los que cuenta FESA . A su escuela en las Margaritas llegaron a
seleccionar a los que serían parte de la Fundación Educando a un Salvadoreño.
Él posee la beca completa. Un 90% de los bachilleres continúan sus estudios en
las universidades locales o becados como atletas escolares en los Estados
Unidos y en el extranjero.
Para
recibir este apoyo, tienen que seguir una serie de regulaciones, como la
alimentación, tener buen promedio académico, no jugar fútbol porque se pueden
lesionar y tampoco realizar otra actividad que los distraiga. Sin embargo, a
pesar que dice brindarle oportunidad a todos los que quieran estudiar y sientan
pasión por el béisbol, no todos pueden acceder a él. Rigurosamente pasan por
una serie de pruebas, donde también incluyen condiciones físicas como la
estatura. Edwin Rivera, de 15 años de edad, aseguró que hace cinco años no
logró entrar porque media un metro con cincuenta cinco centímetros.
“Estudiábamos cerca del Don Bosco y fuimos a ver de qué se trataba porque
siempre me ha gustado jugar, pero ese día salimos muy desilusionados”, recuerda
Rivera.
A los becados no les interesa saber quién los ayuda,
solo quieren jugar
A pesar que
reciben muchos beneficios, unos más que otros, los beisbolistas no saben de
dónde proviene la ayuda económica. Fuente anónima y madre de familia de uno de
los beisbolistas, sostuvo que mensualmente apoya a la fundación con $700 porque
a ella le habría gustado que también le ayudaran. “El deporte es importante
para el desarrollo de un país. Yo siempre quise poder jugar, pero no pude.” A
su hijo de 13 años le han hecho creer que tiene media beca para que pueda
valorar más el esfuerzo. Él estudia en la Escuela Alemana y por las tardes
disfruta ir a entrenar, incluso cuando tienen que ir a la escuela en Soyapango.
Los que
logran triunfar en el béisibol también son donadores, pues cuando firman para
una liga ya sea nacional o internacional, el 30 % del valor del contrato es
para FESA y poder seguir ayudando a los demás becarios. Gérman Espinoza,
Coordinador y entrenador de FESA, indicó que lo único que cambiaría de FESA es
que se amplíe el programa, pero para eso necesitarían mayor colaboración
económica por parte de organizaciones, empresa privada y personas en general. Actualmente
cuentan con patrocinadores como Digicel, Scotiabank, Jaguar Sportic, La Geo,
Herbalife,La Curacao, entre otros cuyos nombres no quisieron ser revelados.
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